sábado, 22 de febrero de 2014

Capítulo 18: Brujas, parcas y reuniones.

Capítulo 18: Brujas, parcas y reuniones.
Después de horas intentando calmarla, Shin lo había conseguido de la manera más sencilla: Haciendo que se tumbara en el césped del jardín de la mansión y que mirase las estrellas. No sabía por qué, si era algo que le relajó en su día a todas la elegidas de las brujas o era algo particular de Aeryn. El caso es que a él también le gustaba las estrellas y todo lo que sea de noche así que se sentó al lado de ella, con las piernas cruzadas como los indios, dejándose caer un poco pero apoyándose con las palmas de las manos en el césped y mirando arriba.
Después de un rato de incómodo de silencio, Aeryn habló ya algo más tranquila:
- ¿Por qué te has tomado tantas molestias para tranquilizarme? - Dijo aún mirando al oscuro cielo punteado de plateado aunque ya empezaba a verse algún tono rosado del sol a lo lejos.- Le hubiera dado unas cuantas bofetadas en la cara y me hubiera quedado agusto.
-Bueno, tú me impediste darle la paliza que llevo años queriendo darle al imbécil de Hugo así que estamos en paz, chirimoya teñida.- Lo último lo dijo con una sonrisa en la cara, aguantándose la risa porque sabía perfectamente como iba a reaccionar la chica a esto.-
-¡Oye! - La chica levantó un poco la espalda para poder daler un golpe en el brazo, que amortiguó la chaqueta de cuero de Shin y que al fin lo miraba.-
-Ay, Aeryn que era broma. -Se llevó la mano donde le había dado el golpe, fingiendo que le ha dolido.-
-Aeryn se quedó mirando al oriental extrañada, pues él era frío y distante. Verlo así de... suelto le sorprendía, pero también la gustaba.- ¿Por qué eres siempre tan frío y distante si puedes estar... así, risueño y alegre?
El japonés suspiró al escuchar la pregunta. Si, normalmente era alguien al que la gente llamaría insensible, pero era todo fachada. El era alegre, bromista, sarcástico incluso.
No obstante, su verdadero lado no salía con gente cerca, o más bien no querría dejarlo salir. Pero con ella se le escapaba sin darse cuenta, como ahora. Decidió que por el momento, no le contaría nada o al menos el por qué.
-No es fácil, Aeryn. Algún día te lo contaré.- Se levató del césped, quitándose como podía los pegotes de tierra y hierba que se le había pegado en las manos.-
-¿Qué no es fácil, Shin? -Se quedó sentada en el suelo, al ver que él se iba.-
-Portar la muerte allá donde vayas aunque no quieras. Eso es difícil.
Le tendió la mano para que se  levantase, de acuerdo con la cortesía de su cultura. Aeryn la agarró y de un tirón se levantó, quitándose la hierba de la ropa.
-Vamos dentro, se estará empezando a notar nuestra ausencia.
                                                                  ~o-o-o~
Dio un portazo, diciéndoles a esos dos imbéciles que si apreciaban su vida saldrían a la sala principal.
Aún quedaban unos cuantos rezagados en la sala, todavía con ganas de fiesta aunque quedaban algunos trozos de hielo esparcidos sin derretirse.
Sherly se quedó en el primer escalón de la escalera que daba a la sala y pegó un grito que resonó por todo el lugar.
-¡Los que sean meshirs que se reunan en la mesa principal, ya!-La morena teñida señaló la larga mesa donde estaban todos los platos de la comida.-
-¿Y tú quién coño te crees que eres para mandarnos cosas, humana? - Un chico que estaba con su grupito cerca de la puerta principal le escupió eso a Sherly.-
Dankworth, que no toleraba que le chulearan, y menos si venía de un gallito de poca monta como ese bajó las escaleras rápidamente y se dirigió donde estaba el chico. Lo señaló con un dedo y un reloj como si fuera de un holograma apareció encima de su cabeza. El reloj, giraba hacia atrás con una velocidad impresionante.
-Soy la elegida de Cronos, así que si no quieres que te deje un segundo de vida te aconsejaría que no fueras tan chulito, no me tocaras los ovarios y colaboraras porque tengo muy poca paciencia, imbécil.
Seguía señalándolo, mientras que el idiota estaba en shock al entender que marcaba el reloj que había aparecido encima suya.
-Ya llevas cinco años, me van a venir de perlas. - Dijo con un tono cantarín.-
-Puta hija de infectados...
Poco tardó Sherls en quitarle otros once años más por el "insulto" aunque ella le daba igual. Solo era una escusa para poder quitarle más tiempo. Ella no era como ellos ni se tomaba a mal que esos engreídos la insultara.
-16 años. Tú sigue oh, su realeza gran sangre original. Me encantará ver como te mueres por gilipollas...
-Vale, vale. Colaboraré. Pero para, por favor. 
La morena dejó de señalarle y una gran corriente de tiempo que tenía color carne pero como si, al igual que el reloj, fuera un holograma. Se fue hacia Sherls y se metió dentro de ella.
<<16 años... Me van a venir muy bien para lo  que se avecina.>>
La discusión había llamado la atención de los demás presentes, que fueron todos alrededor de la mesa a la que la chica había ido tras terminar con el otro imbécil. Por la escalera bajaban Hugo, Dylan y Sabine.
-Cronos me ha hablado, y no ha dicho nada bueno. La guerra es inminente y no todos estaremos en el mismo bando cuando llevemos unas semanas. También me ha advetido de un gran peligro nos acecha y que, actualmente, se dirige hacia a Haworth. Y le importará bien poco cuantos mueran y si el pueblo queda hecho escombros o no.
Sherly se subió a la mesa para proyectar mejor la voz y no tener que escuchar a la gente diciendo "¿Qué?"  y repetir las cosas cuarenta mil veces.
-¿Qué gran peligro? -Sabine preguntó mientras intentaba hacerse paso entre todos a codazos para llegar a la primera fila.-
Dankworth suspiró, sin gustarle la idea de tener que enfrentarse a alguien que  tiene todo el derecho y razones del mundo para querer matar a todos los meshirs.
-...El elegido de la diosa de la Oscuridad.
Varios "Imposible" y "No puede ser" se escucharon entre los oyentes.
<<Lo más probable es que hicieran con él como con Ellysse. Les dijeron que estaba muerto>> Pensó Sherls al ver la reacción de la gran mayoría.
-Pues sí, si puede ser. Vuestros queridísimos jefes meshirs son unos cabrones. Viene aquí por orden de ellos para llevarse a alguien que por fortuna hace horas que ha huido.
-¿Y qué se supone que vamos a hacer para que se largue de aquí, Dankworth?
Hellsbeak asomó por debajo, en un hueco que había entre la gente y se levantó de un salto.
Mientras tanto, Aeryn y Shin entraban. Aeryn con la chupa de cuero del chico puesto por encima que supuso que le habría prestado el chico para que no pasara frío.
Sherly sonrió de oreja a oreja, con astucia y malicia. Se bajó de la mesa y dijo:
-Bueno, tengo un plan.
                                                                          ~o-o-o~
El cuartel no era tan espectacular como la restauración que hicieron a la ciudad, pero servía para su función así que Milena no le dio más importancia y le sacó a las chicas dos sillas metálicas para que se sentaran que pegaban con el gris del cemento de las paredes y suelo, sin decoración alguna.
-Bueno, Weatherby. Te debo una explicación. Aunque debo de reconocer que me sorprende que no me reconocieras, Ciri. -Dijo lu último con una sonrisa cariñosa en los labios.-
Cirene parpadeo sorprendida, sabía que solo ella la llamaba así y por la cara que puso la morena y en sus ojos casi negros supo que entonces lo entendió todo.
-... ¿Tara?. -La mexicana se levantó de la silla de una salto y se acercó a ella hasta quedar cara con cara, notando su mirada.-
-Bingo, así me gusta superdotada mía. - Una sonrisa inocente le salió e inclinó la cabeza un poco, con los ojos cerrados.-
- Pensé que estabas muerta, idiota. -Se le notaba a la morena que tenía ganas de abrazarla, pero no lo hacía  y Milena sabía porque.-
-¿Cuántas pruebas tengo que darte que soy yo para que me creas, Weartheby? Te conozco, te noto a la legua que no te lo crees del todo.
A ver... -La chica hizo memoria unos pocos segundos.- Por ejemplo, me acuerdo que te hicieron el examen de IC cuando tenías 10 años y viniste a casa corriendo para decirme que la del examen estaba loca porque te había salido la nota 20 puntos por encima de lo normal.
También recuerdo que me hiciste jurar y volver a jurar que volvería sana y salva a casa, como el primer año que te acogí en casa no parabas de tener pesadillas y...
-Suficiente. -La morena estaba cabizbaja, con un brazo erguido y la palma de la mano extendida, como signo de que parara.- Te creo, nadie más sabe lo de las pesadillas. -Se puso de puntillas y la abrazó por todos estos meses sin saber de ella.- Maldita sea. Creí que estabas muerta, Tara. No me vuelvas a dar estos sustos, estúpida.
-Ah, ya pasó pequeña. Ya pasó. -La levantó un poco del suelo cuando le devolvió el abrazo y la volvió a dejar en el suelo.-
-¿Qué cirugía extrema te has hecho? Ni pareces tú.
-Bueno, es que... técnicamente estoy muerta, Ciri.
-Y me ibas a explicar como es posible esto ¿No?
-Exactamente. Verás, todos sabíamos que la guerra se estaba acercando y no se podían permitir esperar cinco años a que alguien pudiera ser elegido de Gaia. Así que hicieron lo que no debían...
-Ni me lo digas, nigromancia...
-Exacto, pequeña. Cogieron a una donante, que era Milena, y metieron mi mente en ella.
-Y por eso no dijeron nada de que seguías viva, para no autoincriminarse de practicar nigromancia...
-Milena era trabajadora en la restauración de esta ciudad, me parecía justo acabar lo que ella empezó.
-Oye Tara...
-No, desde hace una semanas Tara ya no existe. Es mejor que siga con mi identidad falsa.
De repente el móvil de Cirene sonó, con una canción de un grupo bastante conocido en México, Oniria e Insomnia de Love of Lesbian.
Miró quién era la persona que llamaba.
-Sherls...
Lo cogió rápidamente y se alejó un poco de Milena y Ellysse. Después de unos minutos vovió con gesto serio.
-¿Ha pasado algo, Cirene?
-Están atacando Haworth, eso pasa. La puta guerra ya ha empezado y no nos habíamos dado cuenta. Han ido a buscarte como ya había supuesto.

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